Concurso de arte callejero
Por Daiana German
Rieber
Los artistas no sólo están en escenarios o pantallas.
También es posible encontrarlos en las calles y avenidas porteñas, en los
medios de transportes públicos y en las plazas. Aquí, un certamen de la Fundación Julio Bocca que, con el apoyo
del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
los convocó a participar.
El reloj
marcó las 13 y la sala de audición de la Fundación, ubicada adentro de las
Galerías Pacifico, comenzó a llenarse.
Los músicos, bailarines, cantantes, actores y acróbatas de entre 18 y 32
años fueron citados para su segunda presentación. Solos o en forma grupal se
sentaron en el suelo y formaron un semicírculo. En el costado izquierdo estaban
los dos jurados: la coreógrafa y directora artística de la Fundación, Marcela
Criquet, y Marcelo Macri.
Entre los
concursantes no había un clima de competición sino de apoyo que se manifestaba
en cálidos aplausos, gritos de emoción, risas y en la ayuda para el armado de
las performances, entre otras cosas.
Ellos son algunos de los seleccionados para el espectáculo del 31 de
octubre en el Anfiteatro del Parque Centenario, donde actuarán diferentes
disciplinas en conjunto.
Algunos con
el objetivo de acercarse al entorno escénico profesional, otros para difundir
sus trabajos y muchos simplemente para probar suerte, se anotaron en el
certamen denominado Bocca Calle, que les dará la posibilidad de participar en
un show frente a más de 1600 personas. Además de otorgarles premios estimulo
como becas de formación, instrumentos musicales y entradas a espectaculos.
“Vivo del
arte callejero. Era un sueño que tenía de chico y ahora de grande deseo ser
conocido y ganarme el cariño de la gente”, confesó Cristian Miranda, un joven
que audicionó con coreografías de Break Dance y Hip Hop, saltos mortales, giros
de cabeza, acrobacia, humor e imitación de Michael Jackson, junto con su grupo El Show de Michael de Bera. Miranda, que
demuestra su arte en el cruce de Florida y Lavalle y en la Costanera Sur, se
presentó en numerosos programas televisivos como El artista del año, de los cuales opinó: “Hay veces que te trata
mejor la gente de la calle que los de la tele, yo sé de lo que soy capaz de
hacer y no me hace falta un puntaje porque lo hago de corazón”.
Un
concursante diferente al resto por su propuesta fue Joaquín Alejandro Losada
que se desenvolvió con un show de telas. “Me anoté porque lo vi como una
oportunidad de sacar el under a la calle para mostrarlo en lugares más
abiertos y con más convocatoria”, destacó Losada, quien definió al artista
callejero como aquel que encuentra otros espacios que no son los tradicionales
de la cultura para generarlos y hacerlos escénicos.
Música fue
algo que no faltó. Según la Productora Ejecutiva del concurso, María Laura
Colado, fue la disciplina que tuvo la mayor cantidad de inscriptos dentro de
los 100 que participaron. En relación a este número, Colado comentó que
esperaban más personas pero al tener en cuenta que fue la primera experiencia
de la Fundación y que se convocaba a un grupo de artistas particulares que
tienen una idiosincrasia determinada, lo creyó comprensible.
“El arte
callejero es un derecho de todos, sobre todo para los espectadores, donde la
cultura se puede difundir y se hace más accesible”, señaló Yacki, una joven que
cantó y tocó el ukelele con el cuarteto Calesita,
música para girar. La participante de 30 años manifestó que la gorra es una
buena forma de volver equitativo un evento porque cualquiera puede disfrutarlo
y se apela a la autonomía de las personas a la hora de pagar.
Los tres
coincidieron en que el público de la calle es diferente a los demás. “El
intercambio con ellos le da sentido a lo que uno hace”, señaló Losada.
Con el apoyo
del gobierno porteño en la difusión de información a través de sus redes
sociales, el concurso buscó la mezcla de diferentes estilos y orígenes
artísticos, a partir de lo cual recorrieron el camino inverso que transitó el
bailarín Julio Bocca, pues él llevo la danza clásica del escenario a la gente,
y aquí lo que se hizo fue acercar al artista de la calle a un espacio formal
como los ensayos, evaluaciones frente a jurados y la actuación en un show.
Ellos
buscaron otros lugares para expresarse y sin embargo la Escuela de Bocca,
reconocida por la enseñanza de jazz, comedia musical y danzas clásicas, los
convocó para su espectáculo. Habrá que esperar hasta el 31 de octubre para
disfrutar de la fusión de todas las disciplinas.
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